El
baúl de los recuerdos lo carga la nostalgia. Los libros de fotos
antiguas vienen sin textos y cada vecino que lo abre escribe la historia
que el autor no ha querido contar porque él relataría una historia, la
suya, la de su memoria y coartaría la que cada uno llevamos escrita, la
que han dibujado nuestros recuerdos.
¿Son los mismos recuerdos los del criado de las vacas que los del hijo del señorito al que sirve?, ¿es la misma mina la que recuerda el niño que perdió a su padre en una explosión que la del hijo del ingeniero que vivía en las casas nobles?
Cerezales les ha añadido vida a los recuerdos, les ha puesto la voz, la historia, de quien guardaba en el desván la vieja fotografía.
Y han comprobado que esta historia abre la puerta de mil historias. Uno recuerda que la calle era el mejor campo de juegos, por mucho barro y piedras que acumulara; otros hablan de la tragedia que suponía no cuidar aquellos zapatos de charol que con tanto mimo limpió la abuela para la misa del domingo; no faltará a quien le llame la atención el jersey del chaval, que despierta los aromas de aquellas tardes de invierno cosiendo y hablando, pasando el día y combatiendo el frío que siempre nos regala el invierno...
Cada foto una historia. Cada historia mil historias. No hay fin.
¿Son los mismos recuerdos los del criado de las vacas que los del hijo del señorito al que sirve?, ¿es la misma mina la que recuerda el niño que perdió a su padre en una explosión que la del hijo del ingeniero que vivía en las casas nobles?
Cerezales les ha añadido vida a los recuerdos, les ha puesto la voz, la historia, de quien guardaba en el desván la vieja fotografía.
Y han comprobado que esta historia abre la puerta de mil historias. Uno recuerda que la calle era el mejor campo de juegos, por mucho barro y piedras que acumulara; otros hablan de la tragedia que suponía no cuidar aquellos zapatos de charol que con tanto mimo limpió la abuela para la misa del domingo; no faltará a quien le llame la atención el jersey del chaval, que despierta los aromas de aquellas tardes de invierno cosiendo y hablando, pasando el día y combatiendo el frío que siempre nos regala el invierno...
Cada foto una historia. Cada historia mil historias. No hay fin.
Fulgencio
Fernández
La Crónica de León.